Ya en Babilonia y el antiguo
Egipto se encontraron documentos que presentan conocimientos empíricos:
unidades y reglas de medición, aritmética elemental, calendario del año,
comprobación de la periodicidad de ciertos acontecimientos astronómicos y hasta
de los eclipses. Sin embargo, los primeros que aplicaron a esos conocimientos
al análisis racional y trataron de establecer las relaciones causales que los
enlazaban, y, que serían los primeros que crearon ciencia, fueron los griegos,
los filósofos naturalistas de Jonia.
Los Jonios lograron
convertir las reglas empíricas para la medición de terrenos, tomadas de Egipto,
en la ciencia deductiva de la geometría, cuyos principios se atribuyen a Tales
de Mileto y a Pitágoras de Samos, pero su formulación definitiva la
establecería tres siglos después Euclides de Alejandría.
Algunos filósofos
naturalistas buscaron la realidad en la materia y desarrollaron la teoría de un
elemento primario, que culminó en el atomismo de Leucipo y Demócrito.
En el sur de Italia, los pitagóricos
buscaron la realidad en la forma y el número, no en la materia.
La escuela ateniense de
Sócrates y Platón se centró en la metafísica. La mente griega se auto-hipnotizó
con sus propias elucubraciones y apartó la vista del estudio de la naturaleza
para fijarla en el interior. Las doctrinas pitagóricas llegaron a la conclusión
de que sólo las ideas o «formas» poseen plena realidad, de la cual carecen, en
cambio, los objetos sensibles. Aristóteles volvió a la observación y
experimentación en el terreno de la biología, pero en física y astronomía
siguió demasiado cercano a los métodos de su maestro Platón.
Alejandro Magno llevó la
civilización helénica al Oriente, y surgió un nuevo centro intelectual en Alejandría.
Aquí se descubrió un nuevo procedimiento, al mismo tiempo que en Sicilia y en
el sur de Italia. En vez de trazar esquemas filosóficos globales, Aristarco,
Arquímedes e Hiparco desarrollaron problemas concretos y limitados,
resolviéndolos mediante procesos científicos análogos a los de los tiempos
modernos.
Esto afectó a La astronomía.
Los egipcios y babilonios consideraban al universo como un cajón, cuyo fondo
era la tierra. Para los jonios la tierra flotaba libremente en el espacio; los
pitagóricos la concibieron como una bola girando en tomo a un fuego central.
Aristarco estudió los problemas geométricos concretos que presentaban el sol,
la tierra y la luna, y vio que lo más sencillo era imaginar que ese fuego
central era el sol, y calculó su volumen a base de su geometría. Pero la
mayoría encontraron inaceptable esta teoría, Hiparco volvió a la creencia de
que la tierra ocupaba el centro del sistema y que los cuerpos celestes giraban
alrededor de ella en una serie complejísima de ciclos y epiciclos: éste fue el
sistema que recogió Tolomeo y transmitió a la Edad Media.
Los romanos cultivaron la
estrategia, el derecho y la administración, pero muy poco la filosofía y desde
antes que cayera Roma, la ciencia estaba estancada.
Los Padres de la Iglesia mezclaron
las doctrinas cristianas con la filosofía neoplatónica y con elementos
derivados de las religiones orientales de misterio, de donde salió la primera
gran síntesis cristiana, predominantemente platónica y agustiniana. La Edad
Media occidental sólo conoció la cultura griega a través de resúmenes y
comentarios, aunque surgió una escuela árabe que, inspirándose en las fuentes
helénicas, hizo sus propias aportaciones al conocimiento natural.
En el siglo XIII se tradujeron
al latín las obras completas de Aristóteles. Dándose una nueva síntesis
complementaria con el escolasticismo de Santo Tomás de Aquino, quien armonizó
las enseñanzas cristianas con la filosofía y la ciencia aristotélicas.
El escolasticismo sostuvo la
supremacía de la razón, enseñando que la mente humana puede captar a Dios y al
universo, aunque los comprenda imperfectamente. Así preparaba el camino a la
ciencia, que asume el supuesto de que la naturaleza es inteligible: los
escolásticos crearon los fundamentos de la ciencia moderna. (Cfr. Cecil Dampier, Sir William. Historia de la Ciencia y sus relaciones con la Filosofía y la Religión. Ed. Tecnos, 2a.Ed. Madrid 1992. pp. 17-26.)
Ver: http://youtu.be/JqjQ4xtbT7A
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