miércoles, 17 de abril de 2013

7. La Revolución Industrial


Entre las consecuencias más trascendentes  de la Revolución científica, encontramos la Revolución industrial. La vinculación, apoyada por Galileo, entre ciencia y tecnología, produjo un cambio radical en las formas de producción y en las clases sociales.



La expresión Revolución Industrial, admite dos acepciones:En sentido estricto, se refiere a la rápida serie de cambios ocurridos entre 1776 y 1870 en muchos sectores de la economía inglesa, cambios asociados con la introducción en diversas ramas de la industria manufacturera de máquinas nuevas y procesos nuevos.
      • En términos económicos se habla de fuertes inversiones de capital en factorías y fundiciones, lo que repercutió en un gran incremento en la productividad y en la producción, con la consiguiente caída de precios de los productos afectados. 
      • En términos sociales, la revolución industrial se tradujo en un amplio repertorio de transformaciones sociales, demográficas e intelectuales, en relación dialéctica con las innovaciones económicas y técnicas.

En un sentido más amplio se emplea la expresión «revolución industrial» para designar fases similares, pero no idénticas, del desarrollo económico de otros países que no necesariamente experimentaron la revolución industrial en sentido estricto, aunque sí un fuerte proceso de remodelación de sus industrias, como fue el caso de Francia.

La transformación industrial ha sido diversa y complejamente caracterizada. Sus ingredientes socioeconómicos fueron:
1.  la utilización de fuerza no humana y no animal;
2.  el ensamblaje de una herramienta en un mecanismo;
3.  la concentración de los trabajadores en un solo lugar de trabajo -la fábrica-;
4.  el carácter colectivo de la producción fabril como actividad de un equipo en parte mecánico y en parte humano;
5.  el incremento de la división del trabajo;
6.  la creciente adecuación de las actividades del producto humano al ritmo y a los movimientos del proceso mecánico;
7.  la «igualación del trabajo», que hizo innecesarias las aptitudes especiales del obrero cualificado y redujo la tarea de los trabajadores a un ejercicio de vigilancia y habilidad;
8.  la aparición de un nuevo tipo de capitalista, el capitán de industria, que organiza y planifica las operaciones de la unidad de producción y pone en vigor una disciplina autoritaria;
9.  la tendencia acumulativa de la revolución técnica hacia una creciente productividad del trabajo;
10.    la formación de un fondo cada vez mayor de plusvalía del que podía extraerse una acumulación del capital siempre renovada;
11.    la tendencia a una creciente concentración de la producción y de la propiedad del capital, etc.

A pesar de la complejidad de rasgos y características, muestra cinco tendencias netas:
1.  La organización del trabajo en torno al provecho (lucro).
2.  La concentración de la fuerza de trabajo en la fábrica.
3.  Los esfuerzos para el control, la coordinación y la disciplina de los trabajadores.
4.  La elaboración de un nuevo techo normativo como medio superior de control y motivación de los trabajadores y empresarios.
5.  El conflicto industrial en sus diversas formas.











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